10 julio 2007

APRENDER

Uno que cree saber tanto respecto a relaciones amorosas, sin querer y sin darnos cuenta, en medio de un amor y otro, observando las experiencias, los aciertos, y sobre todo, los errores, nos damos cuenta de que en materia de amor aún nos falta tanto por APRENDER, por ENTENDER, por MEJORAR, por ACEPTAR, por RECORDAR.

YO:
DEBO APRENDER que enamorarme no es obsesionarme ni irme a los extremos.
DEBO APRENDER que no debo poner toda la motivación de mi vida en una persona.
DEBO APRENDER que si pretendo tener una relación de adulto, debo comportarme como tal.
DEBO APRENDER que no es bueno endiosar ni idealizar a nadie porque todos somos humanos, y no debo esperar de mi pareja más de lo que puedo esperar de un ser humano.
DEBO APRENDER que es bueno ser como soy, siempre y cuando eso no implique irrespetar a quien esté conmigo.

DEBO ENTENDER que no se debe rogar amor, y que una relación de pareja no es para vivir angustiado.
DEBO ENTENDER que el sentir algo hoy, no implica que lo sienta mañana, y así como me permito disfrutar, también debo permitirme llorar, ya que el dolor es parte de la vida, al igual que el placer.
DEBO ENTENDER que la comodidad que me brinda la rutina es falsa, porque la vida está en constante cambio, por eso es necesario aprender a tolerar la inseguridad natural que se maneja en la vida cotidiana.

DEBO MEJORAR mi autoestima:
Para que la partida de quien quiero no me haga sentir despreciado, humillado o rechazado.
Para no ser tan sensible al abandono.
Para que no hiera mi ego.
Para no terminar creyendo que me dejaron por feo o por tonto.
Para poder aceptar que simplemente funcionó el tiempo que tuvo que funcionar.
Para no arrastrarme poniéndome de alfombra a los pies de nadie.

DEBO ACEPTAR que en el amor, como en cualquier otra cosa de la vida, existen los tropiezos, las caídas y los dolores, y el miedo lo único que hace es dificultar más las cosas.
DEBO ACEPTAR que en algunas ocasiones es necesario pasar por un gran dolor para conocer una gran felicidad, ya que a veces el suelo del fondo es el más apto para saltar.
DEBO ACEPTAR que los planes pueden desaparecer en un instante, porque el futuro se mueve como él desee y no como a mí me de la gana.
Si éste me permite hacer algunas cosas sobre él, debo estar agradecido y no lamentándome por todo lo que NO pude hacer.
DEBO ACEPTAR que alrededor del amor, la sociedad ha creado muchas cosas que son un fraude.
Por eso debo dejar de volverle la cara a la verdad sólo por seguir en una falsa comodidad o por miedo al dolor.
Si la vida me demuestra que aquello en lo que puse mi corazón es una mentira, debo aceptarlo: llorando, desahogándome y renaciendo como la nueva persona que seré.
DEBO ACEPTAR que a quien le agrado hoy, no es seguro que le agrade mañana, y eso no tiene por qué ofenderme si lo acepto, si acepto que a veces las personas no pueden dar más, si acepto que quien esté conmigo tiene derecho a no estarlo y a que yo ya no le guste, si acepto que quien amo tiene derecho a tomar sus propias decisiones, aunque a mí no me satisfagan.
DEBO RECORDAR que a veces lo bueno se obtiene esperando, y presionando se arruina. Por eso es necesario tener paciencia y esperar tranquilamente.
DEBO RECORDAR que la impaciencia es producto de un impulso emocional que tal vez pronto pasará; que la impaciencia asfixia a quien está conmigo, que la presión se puede convertir en irrespeto; que tomar una decisión mientras estoy impaciente es peligroso, porque estoy influido por un estado emocional extremo y pierdo toda objetividad; ahí no va mi verdad, va mi impulso, mi compulsión, y podría hacer algo de lo que me arrepienta.
Además, si soy paciente, no veré como sufrimiento el tiempo que estoy en espera.

DEBO APRENDER a no ser posesivo. El que alguien se vaya, no es perder una
pertenencia que me gustaba mucho. Mi pareja no es mía, es prestada, y "su dueño" tiene derecho a llevársela cuando desee.
Y aunque "ser dueño" de alguien brinde más seguridad que tenerlo prestado, debo entender que eso es una ilusión. Aunque crea que es mía, no lo es.

POR LO TANTO:
No puedo decidir sobre la vida de quien esté conmigo.
No puedo esperar que haga sólo lo que yo desee.
No puedo controlarle, manipularle, adueñarme de ella, ni controlar su destino.
No debo reclamarle a la vida porque me quitó lo que me prestó.

Pero sobre todo, DEBO APRENDER QUE NUNCA DEJARÉ DE APRENDER, y que mientras continúo aprendiendo, debo permitirme vivir y sentir.
Y ahora que me empiezo a recuperar de los dolores que sufrí, gracias a que ni siquiera había aprendido que había mucho que aprender, lo único que me queda es tomar un gran suspiro y decirme a mí mismo: DEBO APRENDER

CINCO COSAS IMPORTANTES QUE TE ENSEÑA LA VIDA.

1.- La pregunta más importante.



Durante mi segundo semestre en la escuela nuestro profesor nos dio un examen sorpresa. Yo era un estudiante consciente y leí rápidamente todas las preguntas, hasta que leí la última: ¿Cual es el nombre de la mujer que limpia la escuela? Seguramente esto era algún tipo de broma.
Yo había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Ella era alta, cabello oscuro, como de cincuenta años, pero, ¿como iba yo a saber su nombre? Entregué mi examen, dejando la última pregunta en blanco.

Antes de que terminara la clase, alguien le pregunto al profesor si la ultima pregunta contaría para la nota del examen. Absolutamente, dijo el profesor. En sus carreras ustedes conocerán muchas personas. Todas son importantes. Ellos merecen su atención y cuidado, aunque solo les sonrían y digan:!Hola! Yo nunca olvide esa lección.

También aprendí que su nombre era Elena.

TODOS SOMOS IMPORTANTES


2.- Auxilio en la lluvia.


Una noche, a las 11:30 p.m., una mujer de edad avanzada estaba parada en el acotamiento de una autopista, tratando de soportar una fuerte tormenta. Su coche se había descompuesto y ella necesitaba desesperadamente que la llevaran. Toda mojada, ella decidió detener el próximo coche. Un joven se detuvo a ayudarla, a pesar de la fuerte lluvia

El joven la llevo a un lugar seguro, la ayudo a obtener asistencia y la puso en un taxi. Ella parecía estar bastante apurada. Ella anoto la dirección del joven, le agradeció y se fue.
Siete días pasaron, cuando tocaron la puerta de su casa. Para su sorpresa, un Televisor pantalla gigante a color le fue entregado por correo a su casa.

Tenia una nota especial adjunta al paquete. Esta decía: Muchísimas Gracias por ayudarme en la autopista la otra noche. La lluvia anego no solo mi ropa sino mi espíritu. Entonces apareció usted. Gracias a usted, pude llegar al lado de la cama de mi marido agonizante, justo antes de que muriera. Dios lo bendiga por ayudarme y por servir a otros desinteresadamente.

Sinceramente: La Señora Fernández

NO ESPERES NADA A CAMBIO Y LO RECIBIRAS.


3.- Siempre recuerda aquellos a quienes sirves.


En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entro en un establecimiento y se sentó en una mesa. La mesera puso un vaso de agua en frente de él. ¿Cuanto cuesta un helado de chocolate con cacahuetes? preguntó el niño. Cincuenta centavos, respondió la mesera. El niño saco su mano de su bolsillo y examino un número de monedas.
¿Cuanto cuesta un helado solo?, volvió a preguntar.

Algunas personas estaban esperando por una mesa y la mesera ya estaba un poco impaciente. Treinta y cinco centavos dijo ella bruscamente. El niño volvió a contar las monedas.

Quiero el helado solo dijo el niño. La mesera le trajo el helado, y puso la cuenta en la mesa y se fue. El niño termino el helado, pago en la caja y se fue. Cuando la mesera volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces le costo tragar saliva con lo que vio. Allí, puesto ordenadamente junto al plato vacio, habían veinticinco centavos... su propina.

JAMAS JUZQUES A ALGUIEN ANTES DE TIEMPO.


4.- Los obstáculos en nuestro camino.


Hace mucho tiempo, un rey coloco una gran roca obstaculizando un camino. Entonces se escondió y miro para ver si alguien quitaba la tremenda roca. Algunos de los comerciantes más adinerados del rey y cortesanos vinieron y simplemente le dieron una vuelta. Muchos culparon al rey ruidosamente de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para sacar la piedra grande del camino.

Entonces un campesino vino, y llevaba una carga de verduras. Al aproximarse a la roca, el campesino puso su carga en el piso y trato de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, lo logró. Mientras recogía su carga de vegetales, él notó una cartera en el piso, justo donde había estado la roca. La cartera contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera la piedra del camino. El campesino aprendió lo que los otros nunca entendieron.
Cada obstáculo presenta una oportunidad para mejorar la condición de uno.

SI ALGUNA VEZ CAES, LEVANTATE Y SIGUE ADELANTE


5.- Donando sangre.



Hace muchos Años, cuando trabajaba como voluntario en un Hospital de Stanford, conocí a una niñita llamada Liz quien sufria de una extrana enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse aparentemente era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quien habia sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado anticuerpos necesarios para combatir la enfermedad. El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. Yo lo vi dudar por solo un momento antes de tomar un gran suspiro y decir: Si, lo hare, si eso salva a Liz.

Mientras la transfusión continuaba, el estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, y sonriente mientras nosotros lo asistiamos a él y a su hermana, viendo retornar el color a las mejillas de la niña.
Entonces la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. El miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa ¿A qué hora empezare a morirme?
Siendo solo un niño, no habia comprendido al doctor; el pensaba que le daria toda su sangre a su hermana.
Y aún así se la daba.

DA TODO POR QUIEN AMES

Corazón roto


Muchos hemos sufrido alguna vez de lo que algunos denominan “corazón roto”. Este término, por supuesto, no se refiere a nuestro corazón físico sino a un estado emocional que puede afectar a nuestro bienestar físico tanto como a otros aspectos de nuestra vida. Incluso cuando no se refiere a una rotura física, a menudo tratamos el corazón roto del mismo modo que lo haríamos con un brazo roto.

Le ponemos una escayola, una cubierta protectora donde nada puede penetrar. Lo inmovilizamos por un período de tiempo conveniente así tiene la oportunidad de sanar. Es importante no molestarlo para evitar un trauma mayor.

Si alguna vez se ha roto un brazo, sabe cómo luce cuando se quita la escayola. Se ve más delgado, a veces incluso seco y arrugado. Está cubierto de piel muerte, descolorida, que tiene un olor extraño. Se encuentra débil por falta de uso. En algunos casos requiere terapia para recuperar completamente la movilidad. Y por unos años, el lugar de la rotura, aunque haya sanado, duele en algunas ocasiones.

Cuando tenemos un hueso roto, corremos a buscar asistencia para que el problema no se complique más. Si no lo atendemos, podemos quedar con una incapacidad severa que será más difícil de corregir en el futuro. Dependiendo del tipo y la severidad de la lesión, algunos fragmentos del hueso roto pueden dañar los tejidos circundantes, causando hemorragias y otros tipos de traumas internos que pueden llevar a daños más serios.

Nunca se nos dice que lo “dejemos pasar”. Se nos dan medicamentos si es necesario y la escayola deberá permanecer inmóvil antes de poder quitarla. El porcentaje de curación se puede controlar con placas radiográficas para asegurarse de no quitar la escayola demasiado pronto. Hay un tratamiento específico y usted debe seguir ciertas instrucciones médicas. Si las circunstancias que rodearon el accidente le causan angustia, entonces sabe que lo que le ocurrió es real.

Generalmente, uno no se muere por un brazo roto. Un brazo roto no lo hace sentir humillado, avergonzado, perdido o traicionado. Hay algunas personas, sin embargo, que han muerto como resultado de tener el corazón roto. Algunas sintieron que no podían seguir viviendo con ese dolor y se quitaron la vida. Otras sucumbieron a enfermedades físicas que se complicaron debido al permanente estrés de la pena y la incapacidad (o la falta de voluntad) de olvidar. Algunas van caminando por ahí con distintos grados de discapacidad provocados por los mismos factores. Estas condiciones no siempre son visibles y a veces se ocultan deliberadamente.

Un corazón roto se puede remendar si se reconoce el daño real que ha sufrido, y no se lo deja de lado como algo que puede hacerse cargo de sí mismo se se lo deja solo. Aquellos de nosotros que hemos remendado corazones hemos tenido que desarrollar nuestros propios tratamientos curativos, algunos más efectivos que otros. Y después, como un hueso roto que sana, siempre queda una evidencia residual del trauma. Incluso si lo que se rompió acaba siendo más fuerte que antes.

Cualquiera que haya sufrido de un “corazón roto” le dirá que más le hubiera gustado romperse un brazo. Duele menos, se cura antes y se obtiene más ayuda para sanarlo.

CONOZCO EL AMOR


Conozco personas pobres
que distribuyen sonrisas.
Conozco personas que sufren
que comunican alegría.
Conozco personas incomprendidas
que saben comprender.
Conozco personas puras
que conquistan con mirar.
Conozco personas bondadosas
que a todos tienen algo que dar.
Conozco personas perseguidas
que saben perdonar.
Conozco esas personas
cuyo secreto es AMAR.
(Anónimo).

Retales de sabiduría...


“El mundo está en manos de la gente capaz
de ver las transformaciones del presente,
de la gente con coraje para vivir sus sueños,
cada cual de acuerdo con su propio talento.”